domingo, 14 de octubre de 2012

Un experimento mental: segunda parte

Si la mente existe o no cuando hay un déficit multisensorial desde el nacimiento es una pregunta que ha fascinado a los psicólogos que han trabajado con niños ciegos y sordos. El experimento Meshcheryakov es un ejemplo interesante acerca del tema (Bakhurst y Padden, 1991).

Alexander Meshcheryakov fue un psicólogo soviético que trabajó con niños ciegos y sordos. En palabras de Yarmolenko, un predecesor de Meshcheryakov, estos niños “se encuentran aislados de la vida ordinaria debido a la ausencia de impresiones visuales y auditivas. Pasivos e inmóviles se sientan en el mismo lugar durante horas, algunas veces en la misma posición. No emplean la facultad del tacto para investigar las relaciones espaciales o para familiarizarse con nuevos objetos” (Bakhurst y Padden, 1991).

Para Meshcheryakov “la mente es fruto de una interacción activa y práctica entre el individuo y otros personas en un ambiente creado a través del trabajo humano” (Meshcheryakov, 1979). El déficit sensorial aísla a estos niños de las interacciones socioambientales que según Meshcheryakov son las que permiten el desarrollo de la mente. Por consiguiente, desde esta perspectiva la labor con estos niños consiste en iniciarlos en las relaciones sociales.

La postura contraria a Meshcheryakov plantea que la mente existe en los niños con déficit multisensorial pero debe ser “despertada” a través de intervenciones tales como el desarrollo del lenguaje por medio del tacto (Bakhurst y Padden 1991). El famoso caso de la autora Helen Keller quien a los dieciocho meses de edad perdió la vista y la audición, ha sido considerado desde este enfoque como una corroboración de la existencia innata de las capacidades mentales las cuales se desarrollan en ausencia de impresiones del ambiente.

Este debate muestra que existen varias posturas sobre la mente. Una descripción de estas posturas se encuentra en el libro “The search for mind: A new foundation for cognitive science” (Ó Nualláin, 2003). Hasta la fecha, no tenemos un modelo científico definitivo y en cambio tenemos en palabras de Gordon (2011) “una torre de Babel moderna” en la que los constructores tienen un mismo propósito: construir una teoría de la mente. Sin embargo, estos constructores son profesionales de múltiples disciplinas que emplean un lenguaje “distinto”  por lo que se genera mucha confusión en el tema. Precisamente, uno de los retos más importantes de las neurociencias consiste en superar la brecha que existe entre los distintos niveles de análisis que van desde el gen, la molécula y la célula hasta las redes neuronales, el comportamiento y la cognición (Grillner, Kozlov y Hellgren, 2005).

Por el momento, lo cierto acerca de este tema es que la discusión continuará su curso revelando a cada paso aspectos fundamentales del cerebro, la cognición y su relación con el entorno.


Referencias

Bakhurst, D. & Padden, C. (1991) The Meshcheryakov experiment: soviet work on the education of blind-deaf children. Learning and  Instruction 1, pp. 201 - 215.

Gordon, E. (2000) Integrative neuroscience: bringing together biological, psychological and clinical models of the human brain. Singapore: Hawood Academic Publishers.

Grillner, S., Kozlov, A. & Hellgren, J. (2005) Integrative neuroscience: linking levels of analyses. Current opinion in neurobiology, 15, pp. 614 – 621.

Meshcheryakov, A. (1979) Awakening to life: n the education of deaf-blind children in the Soviet union. USA: Marxists Internet Archive.

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